En esta última semana de curso, hemos celebrado con alegría y emoción las graduaciones de 3º de Educación Infantil, 6º de Primaria y 4º de ESO, tres momentos distintos pero unidos por un mismo espíritu: el de seguir creciendo como herederos de un tesoro compartido, en un colegio que acompaña cada etapa de la vida.
Para los alumnos de 3º de Infantil y 6º de Primaria, la graduación ha supuesto un peldaño más en su camino dentro del Colegio. Con actuaciones llenas de ternura y entusiasmo, los más pequeños y los que ya dan el salto a Secundaria, demostraron cuánto han aprendido y madurado. A la cariñosa despedida de algunos se unieron las palabras de la Dirección y de los tutores que, llenas de afecto y confianza, reforzaron la idea de continuidad y pertenencia, recordando que aquí seguimos creciendo juntos, año tras año.
Muy diferente, pero igualmente especial, fue la graduación de nuestros alumnos de 4º de ESO, que marca el final de su etapa escolar en el Centro. En la Eucaristía de acción de gracias y en el posterior Acto Académico, se vivieron momentos de gran emotividad. Se reconoció a los alumnos con mejor expediente académico y al mejor compañero/a, como muestra del equilibrio entre el esfuerzo, la entrega y el valor de la amistad. En sus palabras, los propios alumnos, la Dirección y el tutor nos hablaron de lo vivido, de los aprendizajes, y también de los sueños que ahora comienzan a perseguir. Están preparados para continuar su formación, descubriendo su vocación y su lugar en el mundo, tal como lo soñamos en el perfil del alumno calasancio: una persona comprometida, generosa, sensible a los demás y con el corazón abierto a Dios.
Estas celebraciones han tenido también un sabor especial al vivirlas en el marco del centenario de la muerte de San Faustino Míguez, nuestro fundador, que dedicó su vida a formar a los jóvenes y acompañarlos con una mirada de fe, confianza y esperanza. Hoy, ese legado sigue vivo en cada alumno que avanza, en cada historia compartida, en cada paso que damos juntos. Porque educar es mucho más que enseñar, y graduarse no es terminar, sino seguir caminando con raíces profundas y alas abiertas; agradecemos a todos —alumnos, familias, docentes— su implicación, su cariño y su confianza.
¡Felicidades a nuestros graduados! Sois y seguiréis siendo parte de esta gran familia calasancia.