El pasado 30 de noviembre, nuestra comunidad educativa vivió el encuentro de Adviento “EN BUSCA DE LA ESPERANZA”. Fue una tarde especial en la que, unidos en la fe, profundizamos en la virtud de la esperanza, un pilar fundamental para prepararnos para la venida del Señor.
Un grupo diverso de miembros de la comunidad educativa (familias con hijos, profesorado, religiosas, miembros del grupo de misión compartida y personal de administración y servicios) participamos activamente en las distintas dinámicas. A través de diversas propuestas adaptadas a todas las edades, logramos acercarnos de forma amena, a la vez que profunda, al significado de este tiempo litúrgico. Dinámicas simbólicas y creativas que, junto al momento de oración comunitaria, hicieron que se fortalecieran los lazos de fraternidad y todos nos sintiéramos parte de este camino espiritual.
Guiados por las palabras del profeta Isaías: «Algo nuevo está brotando… ya está en marcha, ¿no lo reconocéis?» (Is 43, 17-18), exploramos cómo la esperanza dinamiza y purifica nuestro corazón, renovando nuestra mirada hacia el futuro. También nos inspiraron otras citas bíblicas que iluminaron el camino, como: «Mantengamos firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la promesa” (Hb 10,23) y «Porque nuestra salvación es en esperanza…” (Rom 8, 24-25). Estas reflexiones se enmarcaron en la preparación para el Jubileo 2025, cuyo lema es «Peregrinos de la esperanza». Y es que, como nos recuerda el Papa Francisco: «Un niño es la esperanza. Podemos tener tantos problemas, tantas dificultades, pero cuando nos encontramos ante un niño, nos surge una sonrisa, porque nos encontramos ante la esperanza.»
En este mismo sentido, nos hacemos eco de las palabras de M. Mª José Sotelo, Superiora General del Instituto Calasancio, quien nos anima en su carta de Adviento : “Somos peregrinos de la esperanza, estableciendo puentes a través de la educación y la formación integral de los niños y jóvenes. Porque como dice el papa Francisco, “educar es un acto de esperanza”, es creer que el amor reinará en nuestras vidas y en las de los demás, y los jóvenes son esos agentes de cambio que nos sorprenden con una solidaridad que desborda, y una entrega generosa. Siempre tenemos que confiar en Dios, y, como san Faustino, decir cada día: Dios todo lo puede. Dios no deja las cosas incompletas. Por eso, dejemos obrar a Dios que sabe bien lo que conviene.
Jesús es nuestra esperanza, y nos invita a nosotros a ser instrumentos de salvación para los que están a nuestro alrededor, para las comunidades religiosas, para las comunidades educativas, sobre todo para los niños y jóvenes, en las parroquias, en los lugares de nuestra misión. Construyamos comunidades inclusivas, donde nadie quede excluido del amor de Dios. Donde esta Luz que nos llega a través del Niño Dios, ilumine el camino y genere espacios de alivio y de sentido para todos”.
¡Feliz Adviento! JESÚS NACE.